Cómo funciona el envasado automático en la industria

Como consumidores adquirimos nuevos productos día a día. Queremos que aquello en lo que vamos a invertir nuestro dinero esté bien protegido y que esté en buen estado. El sector industrial tiene esto en cuenta, y por ello se encarga de programar un envasado automático de calidad. A lo largo de este artículo veremos algunas de las claves de los procesos de automatización de envasado.

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El envasado automático es una de las técnicas más importantes en los procesos de producción industriales. La manufacturación de bienes o productos debe complementarse con un envase o packaging que proteja su contenido y que, a su vez, funcione como producto de branding para promocionarlo. En este sentido, las funciones básicas del envasado son contener, proteger y preservar, transportar e informar del producto.

Pasos que hay que seguir en el envasado automático

El envasado industrial sigue, por lo general, unas normas establecidas. El envase primario, que contiene el producto en sí, se coloca en un envase secundario. Este segundo envase puede contener uno o varios envases primarios y, a su vez, se encuentra en un contenedor de envío junto a otros envases secundarios. Una vez organizada una serie de envases secundarios, se crea una unidad de carga y envío.

  • Preparación de envases secundarios. A la hora de dejar preparados los envíos con todos los productos hay que seguir una serie de pasos. Para preparar los envases secundarios existen varias máquinas que automatizan estos procesos. Este amplio abanico incluye formadoras y cerradoras de cajas, enfardadoras, paletizadoras, retractiladoras, estuchadoras y blisters para distribución.
  • Control de producto envasado. Tanto antes como después de haber envasado el producto es importante asegurar su integridad. Hay varias herramientas que pueden utilizarse para monitorizar el estado del producto. Entre ellas, podemos implementar detectoras de vacío, dosificadoras de volumen, llenadoras y dosificadoras, detectoras de metales y más.
  • Etiquetado de productos. Todo producto debe estar correctamente etiquetado para poder identificarlo. Para ello es necesario contar con máquinas etiquetadoras que unan el envase a las etiquetas mediante adhsesivos. En este sentido, encontramos adhesivos húmedos y etiquetas autoadhesivas. También hay que tener en cuenta las máquinas impresoras que hacen grabados de tinta en el producto.

Tipos de envase según su estado físico

En función de las propiedades físicas del producto cambiará el tipo de envasado. El producto puede ser gaseoso, líquido o sólido y para cada uno existe un abanico de opciones.

  • Producto gaseoso. Los recipientes a presión son la mejor opción a la hora de envasar un producto gaseoso. Por ejemplo, encontramos bombonas con oxígeno a alta presión o gas líquido a baja presión. De hecho, en la mayoría de hogares disponemos de gas en estado gaseoso a altas presiones a través de tuberías.
  • Producto líquido. Barriles, tanques, cisternas, barcos… Para este tipo de productos hay más opciones, puesto que se adaptan al envase si tiene las características necesarias. Lo más importante en estos casos es contar con la herramienta de sellado automático correspondiente.
  • Producto sólido. Son los productos más fáciles de envasar. Se utilizan bolsas confeccionadas a partir de todo tipo de materiales, sacos, cajas, contenedores, vagones o tanques.

Teniendo estos datos en cuenta podremos establecer qué tipo de envasado necesita nuestro producto.

Ejemplos de envasado

Para ilustrar los procesos de envasado automático daremos algunos ejemplos de procesos concretos y muy comunes:

Termosellado

Una de las opciones más habituales de envasado automático es el termosellado. Para este tipo de envasado en necesario contar con envases prefabricados que, una vez rellenados con el producto, pasan a ser sellados a partir de una maquinaria que aplica calor y presión en un film de plástico que sellará el producto. Es posible aplicar varias capas con este método para más seguridad y pueden utilizarse materiales flexibles y rígidos. Además, el envasado puede realizarse al vacío y con o sin atmósfera modificada.

Embotellado

En el caso de los productos líquidos, el embotellado es un proceso esencial. Normalmente, los envases son de vidrio o plástico y deben someterse a un proceso de esterilización y lavado en profundidad antes de rellenarse. Las máquinas se encargan de este proceso y después se transporta el envase a través de cintas transportadoras para que puedan rellenarse. Llegados a cierto punto, un grifo introduce el líquido en la botella y otra máquina la sella mediante roscas de plástico, corchos, cierres a presión, tapones de metal…

Termoformación

A partir de una lámina de material termoplástico se crean envases de forma personalizada. Normalmente, este proceso se aplica en el empaquetado de productos alimenticios. La lámina se introduce en un molde y se le da la forma deseada aplicándole calor. El último paso es introducir el producto en el envase utilizando el termosellado antes descrito.

 

Los procesos de envasado automático no son sencillos, pero todos los consumidores disfrutan de sus resultados. Sin esta tecnología se tardaría mucho más en envasar cualquier producto y, por ende, se retrasarían los stocks. La automatización ha permitido, entre otras cosas, potenciar el marketing a través de los envases y ofrecer un servicio óptimo al consumidor final.