¿Qué razones hay para implantar un sistema de gestión de energía en la actualidad?

¿Conoce un fabricante de automóviles el coste de un coche en lo que respecta a energía consumida para su fabricación? ¿Sabe un laboratorio farmacéutico lo que cuesta en energía un blíster de pastillas? ¿Conoce un teatro lo que cuesta climatizar la platea por cada asistente a una de sus representaciones y además hacer una proyección para el próximo verano por que éste se prevé caluroso?

Hasta ahora los costes energéticos habían sido siempre imputados a costes estructurales de la compañía, quedando en tierra de nadie y en la que no existía un claro responsable de los mismos. En todo caso, alguien en un departamento de compras (muy lejano a la actividad o proceso productivo de la compañía) podía negociar un precio con la todopoderosa eléctrica.

Pero ahora las cosas están cambiando, cada vez más las compañías necesitan conocer los costes reales de la energía que consumen y vincularlos a los productos/servicios que fabrican/ofrecen.

De aquí, y también de la necesidad de cumplir con la Directiva de Eficiencia Energética de la Unión Europea, de la que se deriva que las empresas deben realizar auditorías de eficiencia energética regularmente, se impone la obligatoriedad de gestionar mejor la energía que se consume.

Las organizaciones empresariales son consumidoras directas de energía y pueden reducir su consumo energético para disminuir sus costes operativos y promover así la sostenibilidad económica, política y ambiental. Además, pueden desear aumentar su eficacia para maximizar su beneficio, y a la vez repercutir en una reducción de la emisión de gases de efecto invernadero (GEI) disminuyendo en consecuencia su huella de carbono.

Para mejorar la eficiencia energética de una organización es imprescindible entender e intentar seguir las siguientes indicaciones:

    • El primer paso es siempre medir (no se puede cambiar lo que no se conoce, y no se conoce lo que no se mide).
    • Hay que emplear “sólo la energía necesaria” y sólo cuando sea “necesaria” gracias al empleo de herramientas de automatización y de control.
    • Hay que mejorar permanentemente los procesos, manteniendo un rendimiento constante gracias a los servicios de monitorización y mantenimiento.
    • Muchas medidas son fáciles de obtener, con bajos costes de implementación y rápida amortización, especialmente cuando se adapta un edificio o una instalación existentes.
    • La eficiencia energética activa se puede implementar en todos los sectores (edificios residenciales, comerciales, industria e infraestructuras).

Para realizar una correcta gestión energética que permita conseguir ahorro es preciso recurrir a sistemas de supervisión y monitorización. Estos sistemas capturan y ofrecen datos que permiten identificar oportunidades de ahorro y detectar ineficiencias entre otras ventajas. Además, aportan información clave para tomar decisiones que permitirán optimizar la factura energética.

Tradicionalmente están compuestos por dos partes, Monitorización y Telecontrol (M&T) y Gestión Energética (SGEn), dos herramientas fundamentales para conducir a las empresas a mejorar su eficiencia energética y a reducir sus costes.

Los equipos y sistemas de Monitorización y Telecontrol ofrecen información técnica en detalle de parámetros de consumo y otras magnitudes para su posterior tratamiento y análisis:

    • Datos de consumo en tiempo real.
    • Alarmas inteligentes.
    • Análisis de la calidad de la energía (en los más avanzados).

Para la implantación de estos sistemas se debe aprovechar, en la medida de lo posible, los equipos y sistemas ya existentes en las propias instalaciones como base para la implementación de la parte M&T orientada a la gestión energética. Esto permitirá aprovechar la base ya instalada y minimizar la inversión.

El aprovechamiento de los sistemas de control y supervisión permitirá a su vez ejercer acciones coordinadas sobre la instalación mediante técnicas de regulación, automatización, implantación de calendarios, etc. encaminadas a mejorar la eficiencia. Un ejemplo claro de estos sistemas serían los BMS (Building Management Systems) del sector terciario (instalaciones en edificios e infraestructuras) y los sistemas de control y supervisión industrial para el sector secundario (instalaciones industriales).

Los Sistemas de M&T suelen estar basados en sistemas SCADA, de manera que los Sistemas de Gestión Energética pueden apoyarse en sus datos.

En caso de no existir previamente será necesario disponer de alguna plataforma que adapte la información, como por ejemplo, alguna pasarela o Gateway, PLC, PAC, controlador o similar, etc. compatible con la interfaz del SGEn.

En el caso de que ya exista un M&T habrá que tener en cuenta que probablemente sea necesaria su reforma/actualización para la integración de las nuevas variables y dispositivos a incorporar.

Obviamente, en cualquiera de los casos deberá llevarse a cabo un estudio técnico particularizado de cada emplazamiento/instalación para determinar la mejor manera de implantar los equipos, modificar las aplicaciones existentes, etc. Asegurando siempre la compatibilidad de los interfaces con el SGEn previsto.

En resumen, los Sistemas de Gestión Energética (SGEn) responden a las necesidades propias de un Gestor Energético. Es decir, facilitan la información previamente tratada y presentada de forma que permiten la extracción inmediata de conclusiones. Se nutren principalmente de los datos proporcionados por los M&T (aparte pueden tener otras fuentes de entrada de datos) y son los idóneos para la asignación de costes a sus respectivos centros, cálculos de ratios, KPIs, cumplimiento de objetivos, benchmarking, etc.